jueves, 25 de diciembre de 2014

La secta Shaker. Música dictada por Dios a los pioneros norteamericanos.



La Sociedad Unida de Creyentes en la Segunda Aparición de Cristo o secta Shaker se fundó en torno a 1790. Su nombre proviene de shake, traducible como sacudir, agitar, temblar o vibrar, debido a las peculiares danzas de purificación y exorcismo  que llevaban a cabo en sus rituales de adoración. Los shaking-quakers como eran popularmente conocidos se fundaron alrededor de Ann Lee, llamada por sus seguidores Madre Lee, una emigrante inglesa analfabeta, obligada por presiones familiares a contraer matrimonio cuando concebía el sexo como una abominación capital. La vida de la pareja estaría profundamente marcada por la brutal tragedia que suponían cuatro fetos muertos y cuatro niños que no llegarían a sobrepasar los seis años. La Sociedad defendería el celibato como uno de sus principios fundamentales.  Esta condición no les condujo a una rápida extinción debido a dos factores: por un lado el nutrido número de orfanatos que fundaron, por otro a una educación de inusual calidad en aquellos tiempos, motivo que les convertía en receptores de niños de las comunidades vecinas que a la edad de 21 años podían optar en regresar o permanecer. Estos hechos lograron que se multiplicaran en más de 6000 miembros un siglo después de su nacimiento. Además, cien mil norteamericanos poseían para entonces orgullosos antecesores criados en sus casas de acogida. 

Para los shaker la revelación musical era un don espiritual que recibían algunos de sus miembros. Cuando la inspiración les visitaba debían dejar testimonio. Carentes en su mayoría de formación musical crearon un sistema de notación conocido como notación letteral, usando letras del alfabeto y añadiendo valores rítmicos, mostrando curiosas similitudes con algunos tipos de notación musical de la antigua Grecia. 


En el santuario de Delfos, los pronunciamientos del oráculo se producían en ocasiones en una lengua desconocida, un idioma divino que servía para cifrar la raíz de los secretos revelados. El fenómeno, conocido como Glosolalia o Don de Lenguas, era protagonizado por la sacerdotisa consultada. Tras recibir la revelación por inspiración divina, otro grupo de miembros del templo clarificaban el mensaje para responder al consultante. El fenómeno de la Glosolalia también está presente en el culto a Dionisio. Más tarde aparece en los evangelios y está presente en la labor de predicación de los apóstoles. En las canciones shaker también se hace patente el fenómeno. Algunos investigadores asimilan las extrañas vocalizaciones consignadas en sus cancioneros a las lenguas indígenas habladas alrededor de las comunidades pioneras de la Sociedad. Otros a los cánticos entonados por los esclavos de regiones igualmente adyacentes. Sin embargo, las bases melódicas son inconfundiblemente europeas en su estructura y cadencia. 


Las canciones shaker más antiguas guardan aun enorme similitud con el repertorio monódico tradicional de las Islas Británicas, de donde proceden sus miembros fundadores. Poco a poco van generando un estilo característico que fue consignado en el himnario de 1813 llamado Milenario de Alabanzas.  Hoy en día suponen parte importante del legado musical de los actuales Estados Unidos y de la música sagrada en general. Su aportación a la filosofía y estilo de vida de la futura confederación de estados se hace patente en algunas de sus ideologías y estilos de organización política y económica. Ann Lee escribió “trabajad como si tuvieseis mil años por delante, y como si supieseis  que ibais a morir mañana”. Aun siendo una secta milenarista concebían el trabajo como algo sagrado y de vital importancia. Los shakers suponen uno entre los muchos experimentos colectivistas de los pioneros, como los rappitas, zoaritas, amanitas, o bethelianos, entre otros, que dejaran su impronta en el territorio.  


Como hemos relatado, la pequeña comunidad que daría origen a un movimiento, que si bien muy minoritariamente, continúa hasta nuestros días, fue pronto conocida por su entusiasmo a la hora de “cantar y bailar, agitando y gritando, hablando en nuevas lenguas y profetizando, con todos esos diversos dones del Espíritu Santo, conocido en la iglesia primitiva”.  Basándose en lo que quedaba de aquellas danzas de las comunidades seminales del movimiento, la famosa bailarina Martha Graham coreografió en 1944 la melodía de la canción “Simple Gifts” adaptada por Aarond Copland en el ballet Appalachian Spring. La melodía terminaría convirtiéndose en un clásico de la cultura popular norteamericana. 

Invitamos a imaginar la sensación subjetiva de aquellos pioneros temerosos de dios, que han abandonado las costas de Inglaterra huyendo y anhelando una vida nueva. Los vastos páramos que les reciben, el hambre de las primeras comunidades, los extraños habitantes de las tierras que han decidido colonizar. Todo es nuevo entonces y todo puede inventarse desde el principio: las reglas de convivencia, la moral, las leyes… las costumbres pueden forjarse de nuevo. Los espíritus se hinchan de promesas y tiemblan victoriosos frente a la segunda venida del Señor. El fin del mundo se acerca. Permanecen célibes y renuncian a sus bienes, tal y como lo harán a su entrada en el Reino. La palabra de ha de llegar a todos sin distinción de género, clase, raza, edad o cualquier rasgo o circunstancia. De repente ángeles susurran en sus oídos un mensaje divino que resuena en su interior. Mortales aun, habitantes de una tierra desmedida, ni siquiera conocen el idioma en el que se cifra su mensaje. Como pueden transcriben las melodías y las cantan en comunidad. Nada en este mundo les pertenece.  Sólo los arrepentidos formarán parte de la nueva Iglesia ultraterrena. Es preciso purificarse, arrepentirse, limpiar cuerpo y alma de toda corrupción. Los sacerdotes, la iglesia de este mundo, el papa, todos los descendientes de Adán y Eva tocados por el pecado del sexo sin reservas de arrepentimiento serán aniquilados. Es necesario bailar hasta el éxtasis para purgar todo lo superfluo, lo innecesario, lo que no forma parte del auténtico reino de Dios. En una modesta iglesia construida con la más modesta de las maderas, construida con manos de personas de moral intachable, los cuerpos comienzan a vibrar, hasta que un relámpago sacude el organismo haciendo que se bambolee con violencia. Los sentidos se desconectan del exterior y toda la conciencia se vuelca al auténtico conocimiento, al contacto directo con lo divino. El bailarín se entrega por un momento a una pobreza total, de hábitos y costumbres, de bienes materiales, de sensorialidad, emoción y pensamiento, una pobreza absoluta  de la que brota la mayor de las riquezas. Es una práctica antigua, utilizada antes por chamanes y paganos en múltiples tiempos y lugares. También allí en Nueva Inglaterra, Kentucky o Indiana abrazan la sagrada indigencia de quien tiene el valor de desnudar su propia alma mientras baila.  “Es un regalo ser sencillo, es un regalo ser libre” predicó Ann Lee. 


En el primer video con el que damos fin a la entrada puede verse una reproducción de algunas melodías Shaker interpretadas por miembros de la comunidad de Hancock.  Aunque se trata de una muestra de interesante carácter divulgativo, en ella pueden apreciarse algunos de sus particulares movimientos como el agitar de los brazos y las sacudidas de las extremidades. Según algunos investigadores estas danzas se realizaban en un contexto religioso y espiritual que movía en ocasiones grandes cantidades de energía y que ayudaba a liberar y experienciar la transformación y purificación de sus miembros.  En otras se trataba de un importante momento de confraternización para la comunidad, en el que compartían canciones y danzaban con mayor sosiego. Si bien el vídeo está lejos de tales accesos de éxtasis descritos por los cronistas, supone una interesante demostración de música y danza shaker, interpretada por Shakers actuales. A continuación del mismo despedimos con una breve y hermosa  interpretación de "With a new tongue" realizada en 1972.





Notas. 

- Existe abundante bibliografía acerca de los conocidos como pioneros de las tierras norteamericanas Quien desee conocer la historia de varias de estas comunidades y especialmente sus repercusiones históricas, así como la herencia sobre la que se construyeron, recomendamos el libro “Los enemigos del comercio. Una historia Moral de la Propiedad. Volumen II” de Antonio Escohotado publicado por Espasa.

- También deseamos referenciar el magnífico artículo divulgativo sobre la secta Shaker que puede encontrarse en la comunidad digital www.centrodeartigo.com

- También recomendamos la muy interesante página web  http://www.folkstreams.net de donde hemos obtenido la imagen de la notación musical shaker y que contiene un documental de treinta minutos (al que pertenece el extracto de la canción del video), junto a otro material fotográfico relacionado.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

La Música de las Esferas. De Pitágoras a la física moderna.



Ve cómo el gran maestro,
a aquesta inmensa cítara aplicado
con movimiento diestro
produce el son sagrado,
con que este eterno templo es sustentado.”

Estos versos de Fray Luis de León pertenecen a la “Oda a Francisco de Salinas” y están ausentes de edición príncipe llevada a cabo por la familia Quevedo. La edición príncipe es el nombre que recibe la primera edición impresa de una obra más allá de los manuscritos del propio autor y la posterior copia para los editores. En este caso se trata de una edición de 1631, y aunque reaparecen en una edición realizada por Merino en 1816, ese hurto inicial al poema ha continuado en la mayoría de las ediciones posteriores. Su presencia relaciona la oda a un tema fundamental de la historia de la música y de la  historia espiritual humana: la música de las esferas, la comprensión del cosmos como un todo armónicamente ordenado del que hombre forma parte en su aventura. Lumsden Kouvel, investigador del poema, escribió al respecto: “En efecto, aunque falta en los manuscritos de la familia Quevedo, está en todos los demás... Al fin y al cabo la atrevida figuración de Dios como el gran citarista del cielo infundía miedo a los que vivían en la sombra creciente de la Inquisición. Incluso al mismo Fray Luis, o por lo menos a su copista, quizás les influiría este escrúpulo...


            Los pitagóricos pensaban que el movimiento de los cuerpos celestes emitía sonidos, tal y como sucede con el movimiento de los cuerpos en la Tierra. Presumieron que la Luna, el Sol, las estrellas, inmensas y numerosas, producirían un sonido colosal. Trataron de observar sus velocidades y distancias y concluyeron que establecían las mismas proporciones que las consonancias musicales. El movimiento de las estrellas correspondía a una armonía. ¿Pero por qué no eran audibles dichos sonidos? Desde que el ser humano nace al mundo, respondieron, tales sonidos jamás cesan, siempre están presentes, por tanto, es imposible distinguirlos del silencio. Kepler también se adheriría a esta teoría veinte siglos más tarde.

 
            En 1998 la NASA envió, dirección al Sol, un satélite destinado al estudio de su turbulencia atmosférica. En el tejano Southwest Research Institute, el estudio de los datos reveló que el Sol emite ondas sonoras trescientas veces más graves que las puede captar un oído humano. La idea que encarna la música de las esferas posee un enorme atractivo simbólico, es sugerente y seductora. Algunos historiadores rastrean su pervivencia hasta la contemporánea teoría de cuerdas, un modelo físico en el que las partículas materiales son en realidad “estados vibracionales” de un objeto más básico, una cuerda o filamento. Dependiendo del modo en que vibre la cuerda el observador contemplará un electrón, un quark, un fotón, etc. Siempre en función del tipo de vibración. Es obvio que el camino que esta teoría sigue para su composición es muy distinto al llevado a cabo por los pitagóricos y su monocordio, aquel instrumento de una sola cuerda creado para la investigación de las vibraciones musicales, incluso contrario en muchos aspectos, pero no deja de ofrecer un parecido y caracteres míticos para el profano, igualmente sugerentes. De este modo, todo lo que existe se sustenta en una danza cósmica, una música microscópica que armoniza la realidad. 


No quiero melodía. Ruedan suaves,
sin melodía, las esferas. Giran
inmelódicas, suaves. ¿Ruedan, giran?
Tácito vals de las esferas suaves.


            Aristóteles denostó las teorías pitagóricas y con él una gran parte de la tradición occidental. Sin embargo, Kouvel, en su intento de desentrañar el poema de Fray Luis de León, alude a la pervivencia de dichas teorías en determinados bastiones culturales. Según su propuesta, el poeta Fray Luis escancia el pensamiento de Macrobio, gramático romano del siglo cuarto, que recoge y remoza teorías pitagóricas y platónicas. 


Según Macrobio, el  alma humana puebla originalmente la esfera estrellada, «libre de toda contaminación corporal», y poco a poco va deslizádnosle por las esferas inferiores, cargándose por el pesado fardo de los pensamientos terrenos. «Pasa por las siete esferas errantes, que vuelan en sentido contrario a la estrellada, y en cada una se ponen más incrementos corporales hasta llegar a la etapa de muerte que en la tierra se llama vida» Macrobio describe: «todas las almas... en su descenso beben del olvido, unas más, unas menos». Cuanto menos sea su olvido mayor es la posibilidad de que puedan acceder a la verdad. El auténtico conocimiento, la gnosis profunda capaz de iluminar las tinieblas, no es una información o experiencia nuevas, sino la recuperación de algo que nos habita, un recuerdo que habíamos enturbiado, o simplemente abandonado en un oscuro e inaccesible rincón de nosotros mismos: la vivida memoria de la primera morada del alma.



Macrobio continúa: «todos los sabios admiten que el alma también está derivada de las consonancias musicales». De ahí la importancia de la música en las ceremonias religiosa y de ahí su efecto cautivador y transformador sobre la mente y el ánimo, sobre las emociones y el espíritu incluso de “los más salvajes, porque el alma que está dentro del cuerpo lleva consigo la memoria de la música que conocía en el cielo» Y esto, como señala de nuevo  Kouvel, es en el sentido más literal, pues el alma humana está compuesta de música.

“¡Oh, desmayo dichoso!
¡Oh, muerte que das vida! ¡Oh, dulce olvido!
¡Durase en tu reposo,
sin ser restituido
jamás a aqueste bajo y vil sentido!
A este bien os llamo,
gloria del apolíneo sacro coro,
amigos a quien amo
sobre todo tesoro;
que todo lo visible es triste lloro.”

          Para finalizar enlazamos el video " El monocordio según Marín Mersenne". Descrioción del proceso de construcción del monocordio expuesto por Marin Mersenne en su Harmonie Universelle de 1636. Realizado por Carlos Calderón Urreiztieta. Luthier Ramón Elías Gavernet. Altet. 2005. 


miércoles, 3 de diciembre de 2014

Ruido, Música y Cultura



La constancia del ruido, definido por el diccionario de la Real Academia Española,  como un sonido inarticulado y desagradable, es relativamente escaso en la naturaleza. El ruido es hogar de tormentas y huracanes, de salvajes erupciones y terremotos, de mares embravecidos y cataratas, pero el ruido pertinaz e inacabable es artificial y urbano. En las grandes ciudades el ruido es inmutable. Nuestros ruidos construyen un mundo persistente y continuo, un mundo condenatorio, perpetuo, en el que no hay lugar para la evasión del silencio. 


Que el  ruido merma la salud es confirmado por la mayoría de las investigaciones actuales. Es un contundente estresor capaz de desordenar los ciclos de sueño, trastornar la atención o afectar al sistema cardiovascular. Su presencia dificulta la comunicación e induce a la violencia. La contaminación acústica hace descender la productividad y calidad del trabajo, el valor de los inmuebles de una determinada zona, correlaciona con una mayor tasa de accidentes laborales y de tráfico y, en definitiva,  genera ecosistemas inhóspitos para el ser humano. 
          En la película dirigida por Eastwood "Media Noche en el Jardín del Bien y del Mal", el escritor neoyorquino interpretado por John Cusack lleva una cinta consigo a la tranquila ciudad de Savannah. Sólo oyendo una grabación del tráfico imperturbable y continuo de la urbe desmedida de la que procede, es capaz de conciliar el sueño. Como afirmó el músico Robert Fripp, el silencio puede llegar a ser una experiencia insoportable cuando existe demasiado ruido en nosotros mismos. 
          Pero toda definición de ruido es profundamente cultural. En 1526, Erasmo escribió: “¿Qué hubiera dicho Platón al escuchar la barahúnda de la música moderna?”  El jazz, y no sólo en sus comienzos, también fue execrado por muchos. Un venerado músico indio exclamó tras una detenida escucha de Mozart que jamás había oído música tan desafinada. El ruido es quizás tan sólo una escisión entre lo agradable y desagradable. Para cada ser los ruidos son otros. Como el sabor amargo que puede aprenderse a amar en  un sorbo de café o una cerveza, algunos sonidos abandonan el destierro del ruido para reinar en el placer de los oídos. Esto acontece en las civilizaciones, en las generaciones, decenas de veces en la vida de una sola persona. 


El músico futurista Luigi Russolo llamaba a los jóvenes músicos a trabajar sobre el nuevo y ruidoso escenario que el incipiente siglo XX comenzaba a configurar. En su manifiesto "El Arte de los Ruidos" reflexiona de esta forma: 
"No sólo en las atmósferas fragorosas de las grandes ciudades, sino también en el campo, que hasta ayer fue normalmente silencioso, la máquina ha creado hoy tal variedad y concurrencia de ruidos, que el sonido puro, en su exigüidad y monotonía, ha dejado de suscitar emoción... El oído de un hombre del dieciocho no hubiera podido soportar la intensidad inarmónica de ciertos acordes producidos por nuestras orquestas ... En cambio, nuestro oído se complace con ellos... el sonido musical está excesivamente limitado en la variedad cualitativa de los timbres. Las orquestas más complicadas se reducen a cuatro o cinco clases de instrumentos... La variedad de ruidos es infinita... Invitamos por tanto a los jóvenes músicos geniales y audaces a observar con atención todos los ruidos, para comprender los múltiples ritmos que los componen..."
 


En sánscrito, sangita, que puede traducirse como “reunir el todo y decirlo” significa música. Lo que es o deja de ser ruido depende de los cristales que se hallan frente a nuestros ojos, de los imperceptibles velos que cubren nuestros oídos cuando vemos y oímos el mundo. Si cristales y velos desaparecen, desaparecen el ruido y las visiones. Puede comenzar por un extrañamiento como el de Circe María cuando escribe que “el ruido del mar no se comprende, se desploma continuamente, insiste...” Es un mundo nuevo el que nace luego, la extraña geografía de una cosmoaudición inaudita hasta entonces. Efraín Huertas escribió: “Estamos en el ruido del alba, / en el umbral de la sabiduría,/ en el seno de la locura.

Enlace a la obra "Veglio Di Una Cittá"de Luigi Russolo, interpretada con una orquesta de intonarumoris, 
un instrumento creado por el propio compositor.