martes, 11 de noviembre de 2014

La música como exorcismo del pasado. Dafnis y Cloe.



          El aislamiento de los lugares inaccesibles, como las cavernas solitarias o  las montañas inhóspitas producen en el viajero un temor súbito y profundo difícilmente explicable. Se trata de miedo a desaparecer o a nosotros mismos, pues la soledad invita a mirarnos en el espejo de nuestra desnudez. El dios Pan, hijo de Hermes y una ninfa, gustaba frecuentar estos lugares, de ahí que para los griegos, fuera el eco de su presencia la que sembraba el pánico en los hombres que se aventuraban a visitarlos.    
  

            Pan persiguió a la ninfa Siringe, de la que estaba enamorado. Viéndose acosada, la ninfa pidió ayuda a los dioses quedando convertida en una caña. Pan construyó con sus pedazos una flauta de varias partes desiguales, la conocida como Flauta de Pan o Siringe. Fue ese instrumento el que Dafnis, un pastor siciliano, aprendió a tocar aleccionado por el dios  para exorcizar su dolor. 


Años antes, Dafnis había amado a una ninfa terriblemente celosa llamada Cloe. Cuando la hija de un rey le sedujo, embriagó y condujo a la intimidad de su cuerpo,  la ninfa se sintió despreciada y le arrebató la vista. El pastor Dafnis quedó ciego y solo. Recorrió las montañas cantando y tocando la flauta, entregado a rememorar y enfrentar el espejo de su soledad. Su lamento era pronunciado por el cuerpo de una ninfa como Cloe, el cuerpo de la amante de Pan, hecha caña y sonido en los labios de la desdicha. 


            Dafnis aprendió a desaprender con el sonido de la flauta, a eclipsar los recuerdos con más recuerdos, a exaltar la memoria y combatir el olvido. Tocar la flauta era como tocar el cuerpo de Cloe, amarla en su presente de oscuridad, acariciarla, hacerla suya haciéndola lamento. Luego, tocando, se despeñó y murió.



Enlace al video Daphnis et Chloé (1909 - 1912) Ballet en tres partes, de Maurice Ravel (1875 - 1937) por Montreál Symphony Orchestra and Chorus. Charles Dutoit. Cover image: set design for the premiere of the ballet (1912), by Léon Bakst

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